El final del verano

Como en las mejores teleseries juveniles, esto se acaba y amenaza a lagrimita. Nuestro último día en Anamur es en realidad una mañana en la que apenas podemos darnos un baño de despedida, pagar la cuenta y hacer las maletas. Comemos tempranito para tener algo de tiempo y hacernos las fotos de despedida de rigor, con intercambio de teléfonos y whatsapps incluídos. Dejamos atrás este rincón en mode Verano Azul y emprendemos el camino de vuelta.

Para darle algo de suspense al asunto, el autobús de línea nos da un paseo por todo el pueblo, incluyendo todas las urbanizaciones de la playa. No vamos a llegar, ya verás, hay conatos de secuestro del bus y de impedir a más inofensivas viejecitas con carrito de la compra que suban a bordo.

Pero al final conseguimos conectar con el autobús con destino a Antalya. Durante casi seis horas recorremos otros 250km de costa devorada por el esnobismo y el cutrerío, a ver quién hace la cúpula dorada más grande en aquella carretera convertida en avenida del horror. Lo peor es que esta segunda parte del festival de hormigón tiene ínfulas de buen gusto, con lo que el resultado es todavía más lamentable.

Es de noche cuando llegamos a Antalya. El nivel antalayano de inglés es como el anamuriano pero con oficina de turismo, solo un milagro y la experiencia nos permiten conseguir el billete tranvía para llegar a nuestro hotel desde la otogar.

– A ver, que os organizo, los niños juntos en una habitación y en la otra dos y dos.

La gobernanta kurda del Alyans nos quiere organizar la vida al llegar, pero al final tiene que conformarse con organizarnos la cena en el büfe de la esquina del hotel. Bebemos a cucharones la sopa de legumbre y la de pollo, pagamos a pesar de las dificultades de la tarjeta y convenimos un taxi para mañana por la mañana.

Tempranito arriba, volamos hacia Yunanistán, que dirían por aquí.

Un comentario en “El final del verano

  1. ¡Ey, al fin las caras de toda la expedición! ¡Llamp de rellamp, sóis un montón! Casi echo yo también una lagrimilla… ¡Buen viaje de vuelta, amigos!

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